sábado, 24 de diciembre de 2022

Santiago del Estero: Los “nuevos usurpadores” que al abrigo oficial amenazan a los pequeños productores


   “Santiagueños en defensa de la vida rural” denuncia las maniobras del uso de artimañas para fomentar la ocupación de campos en la provincia por parte de líderes campesinos que se convierten en funcionarios y reciben apoyo financiero de pooles de siembra. El antecedente del propio presidente del Superior Tribunal, que invocó la famosa “ancestralidad”.

 Durante los últimos años, cientos de familias fueron desposeídas de su tierra en Santiago del Estero. Agricultores y crianceros arraigados, haciendo patria en parajes inhóspitos, sostenían con sacrificio la tierra que fuera de sus padres y abuelos. Familias que generaban sus propios ingresos, sorteando todas las dificultades de una provincia que niega su origen campesino, centralizando las inversiones en la ciudad.

Si bien las usurpaciones no son un fenómeno nuevo, sí lo son los sujetos que delinquen y la estructura que los sostiene. Devenidos todos en funcionarios oficialistas, los “nuevos usurpadores” utilizan (ensucian) las viejas banderas que dieron origen al antiguo Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE), convirtiendo así a la “lucha campesina” en un relato que sostiene financieramente su proyecto político.

Pero también La Vía Campesina les ha dado su sello, y esta dirigencia canalla lo ha convertido en una franquicia. Con importantes cargos en los organismos de mayor incidencia en la vida de las familias rurales, han operado para profundizar la descampesinización firmando acuerdos con los grandes pooles de siembra, quienes vienen financiando sus merenderos en las ciudades, a cambio de instalar en el imaginario colectivo una supuesta “coexistencia pacífica” entre ambos modelos.

Y así, mientras expulsan con una inusitada violencia al campesinado de los parajes, los esperan gustosos en sus comedores de ciudad para clientelizarlos con planes. Planes Potenciar o solo promesas de recibirlos, bastaran para utilizarlos de “soldaditos” para la próxima usurpación. Queremos enfatizar el uso y abuso que le han dado a la “identidad indígena”, a partir de la promulgación de la ley 26.160, que detiene los desalojos de comunidades. Desde entonces, los punteros políticos gestionan ante el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) las personerías jurídicas que obtienen en tiempo récord, mientras dilatan su otorgamiento a las comunidades reales, a quienes las topadoras continúan pasándoles por encima.

¿CÓMO PUEDE SER?

El INAI envía un técnico, quien se dirige al puntero político para que le indique “desde dónde y hasta donde habita la comunidad”. Pueden ser cien, mil o diecisiete mil hectáreas, como en el departamento Aguirre. En este nuevo “territorio indígena”, conviven campesinos humildes con productores pequeños y medianos, que sí lo hacen pacíficamente, pues el campesino refuerza sus ingresos trabajando para la siembra o cosecha de los productores más grandes. Campesinos y productores que en convivencia, sufren y resuelven día a día la ausencia de caminos, agua y servicios de salud.

Nada importa. Que por nuestras venas santiagueñas corra sangre india tampoco importa. Si nuestros ancianos son quichuistas, menos. Si tu rancho quedó dentro del relevamiento territorial del INAI, será suficiente para que te destrocen el cráneo, te quemen la casa y la desmantelen, llevándose también los animales.

¿POR QUÉ LA JUSTICIA NO ACTÚA?

El presidente del Superior Tribunal de Justicia recurre a la misma “ancestralidad”: el Dr. Federico López Alsogaray ha desposeído a doce familias de Chaguar Punco, en el Departamento Robles, aduciendo ser heredero de esta zona de riego por una “merced real que poseyera su tátara tía Margarita”. Este absurdo se ha impuesto al título perfecto y al informe catastral de dominio que posee de Don Manuel Ardiles.

La familia Ardiles, a pesar de contar con derecho dominial y posesorio, fue desalojada por orden del juez Pedro Juri, el pasado 4 de mayo. Jueces, escribanos, diputados o abogados y hasta el mismo Mocase, conforman el engranaje que sostiene el statu quo santiagueño, derivando en la mayor tragedia de la vida rural.

Nosotros, cuando ya no queda nada que perder más que el respeto de nuestros hijos, nos animamos a denunciarlo. 

Gracias por acompañarnos. Felices fiestas pueblo argentino.

Santiagueños en defensa de la vida rural.

Fuente: visionsantiago.com

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