jueves, 14 de noviembre de 2013

Pacto de Olivos...20 años no es nada...


Se cumplen hoy 20 años del denominado Pacto de Olivos, el acuerdo entre los ex presidentes Carlos Menem y Raúl Alfonsín para modificar la Constitución nacional, habilitar la reelección presidencial por segunda vez en la historia argentina y la elección directa del jefe de gobierno porteño.
La idea de Menem de retocar la Carta Magna tomó impulso después de la victoria que obtuvo el justicialismo en las elecciones legislativas de 1993, cuando en el país se experimentaba una aparente estabilidad económica, en medio del plan de convertibilidad.
Más allá de que existía un debate en torno a la necesidad de modernizar el texto constitucional, la principal preocupación del riojano siempre estuvo puesta en conseguir una reelección en la Presidencia, lo que estaba expresamente prohibido en el histórico texto de 1853.
Aunque el peronismo no contaba con los dos tercios necesarios en el Congreso para declarar la necesidad de reforma, el menemismo había lanzado una consulta popular sobre el tema, que tenía serias chances de salir airosa.
Esa situación colocaba en una extrema debilidad al principal partido opositor, el radicalismo, que por entonces estaba comandado por el ex presidente Alfonsín.
La posibilidad de una aceptación popular a la reforma y las posturas dispares dentro del radicalismo, que habían dejado al partido al borde de la división, hicieron que el ex mandatario aceptara negociar con el PJ.
A puertas cerradas. El 4 de noviembre de 1993 se llevó a cabo una reunión secreta entre Menem y Alfonsín en la que se establecieron las bases del acuerdo: reelección por un solo período, reducción del mandato presidencial de seis a cuatro años, la designación de un jefe de Gabinete, un tercer senador por la minoría, el Consejo de la Magistratura y la presentación de un proyecto de reforma común.
Con propuestas como la creación de un ministro coordinador, el líder radical había hecho un intento por morigerar el presidencialismo, aunque lo que finalmente se plasmó en el papel no alcanzó para aplacar el poder del mandatario.
Ese entendimiento inicial entre Menem y Alfonsín dio lugar al llamado Pacto de Olivos, que fue firmado el 14 de noviembre de 1993 en la residencia presidencial, dando vía libre al sueño reeleccionista del caudillo riojano.
Un día después, por decreto, se suspendió el plebiscito sobre la reforma, como un paso esencial en la marcha de las negociaciones.
A partir de ese momento comenzó a funcionar una comisión técnica que trabajó sobre los puntos a reformar y de la que participaron los constitucionalistas Alberto García Lema, Ricardo Gil Lavedra; Jorge Yoma, Carlos Corach y Juan Carlos Maqueda, por el peronismo, y Antonio Berhongaray, Enrique Paixao y Arnaldo Klainer, por la UCR.
La tarea finalizó el 1º de diciembre y 13 de ese mes Menem y Alfonsín firmaron el Acuerdo para la Reforma de la Constitución Nacional, donde se estableció el núcleo de coincidencias básicas, que debía ser votado en bloque.
A libro cerrado. El Congreso se encargó de la declaración de necesidad de la reforma a través de una ley, que fue cuestionada porque luego de su paso por Diputados el Senado le introdujo modificaciones y en vez de remitirla a la Cámara baja para su pronunciamiento directamente la elevó al Poder Ejecutivo para su promulgación.
En esa norma se acordó votar a libro cerrada el núcleo de coincidencias básicas, o sea, sin que se le pudieran introducir modificaciones.
A partir de la denominada "cláusula cerrojo", los convencionales no podrían discutir su contenido por partes.
Ese conjunto obligado de temas derivó de la desconfianza entre los firmantes del Pacto de Olivos, ya que los radicales temían que los peronistas no cumplieran lo acordado una vez que se hubiera obtenido la reelección presidencial.
El 3 de enero de 1994 los diputados socialistas Héctor Polino y Alfredo Bravo promovieron una acción de amparo a fin de obtener la nulidad del proceso constituyente y del decreto de promulgación, que fijó la fecha del 10 de abril de ese año para las elecciones de 305 convencionales constituyentes.
Los socialistas argumentaron que no se había cumplido el proceso de sanción de leyes para la declaración de la necesidad de reforma, al tiempo que el establecimiento de votar por sí o por no el núcleo de coincidencias básicas representaba una violación a las atribuciones de los convencionales ya que no podrían discutir libremente su contenido.
Cuando se hizo cargo del caso, la Corte Suprema rechazó el amparo al considerar que los diputados no habían sustentado el agravio que invocaron, aunque no abordó la cuestión política.
El 10 de abril de 1994 se realizaron las elecciones de constituyentes, en las que el PJ obtuvo cerca del 38 por ciento de los votos y 134 convencionales, en tanto que la UCR sacó el 20 por ciento y 71 convencionales.
En oposición a la reforma y al Pacto de Olivos, el recientemente creado Frente Grande, liderado por Carlos Chacho Alvarez, ganó las elecciones a convencionales en la Capital Federal y sacó el segundo lugar en Buenos Aires, posicionándose por sobre el radicalismo en esos distritos.
La Convención Constituyente funcionó en las ciudades de Santa Fe y Paraná entre el 25 de mayo y el 22 de agosto de 1994, cuando fue sancionada definitivamente la nueva Constitución.

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