“Yo pienso, siento y compongo en chacarera... me acusan de intelectualizarla”, dice este santiagueño, que el sábado dará un recital en El teatro de Flores, en el que se grabarán en vivo dos CDs y DVD.
Horacio Banegas es una suerte de outsider del folclore. Comenzó con un dúo tradicional a mediados de los años ‘60, junto a su hermano. En los ‘90, ya como solista y antes del boom de Soledad y Los Nocheros, vendió 250 mil copias con dos de sus discos. Ganó mucho dinero, pero dice que no quiso convertirse en “un delivery folclórico”. Decidió bajarse de ese micro lujoso y se preocupó por construir una obra. Hoy, no escribe canciones para otros artistas, se encarga de la logística de sus shows y de la grabación de sus discos.
Estudioso de la chacarera -“me acusan de intelectualizarla, como si eso fuese un pecado”- y referente de las nuevas generaciones, el autor de Para cantar he nacido grabará dos discos y DVDs en vivo en El Teatro de Flores.
Los llamó El color de la chacarera , con los subtítulos Impresiones y Expresiones . El primero será su mirada actual del folclore, y el segundo una producción con músicos como Raly Barrionuevo, Peteco Carabajal, Dúo Coplanacu, Mario Alvarez Quiroga, Coco Banegas, Dúo Orellana-Lucca y Jorge Rojas.
Pasaron unos cinco años desde que sacaste tu último disco. ¿Por qué decidiste grabar en vivo?
No fue una idea que formaba parte de nuestros proyectos. Nunca pensé en grabar un disco en vivo como tampoco nunca pensé en hacer un disco solista. Después de los shows, se colgaban videos en las redes sociales. Comenzaron a pedirnos un disco en vivo y con imágenes en DVD. Ahora, la magnitud de todo esto nos sobrepasa. No tenemos un equipo de trabajo ni una estructura para eso. Yo no trabajo ni con representantes, ni con managers, ni nada. Vivo de mi laburo como cualquier otro trabajador.
Más allá de los discos, siempre hablás de tu obra. ¿Dejar ese legado es tu gran preocupación?
Siempre concebí mis discos y mis canciones con una línea de pensamiento seria y profunda. Yo quiero construir una obra, como lo hicieron otros referentes de Santiago del Estero; pienso en Andrés Chazarreta, Los Hermanos Díaz, Atahualpa Yupanqui y Julio Argentino Jerez. En mi provincia, algunos tradicionalistas me dicen que no hago folclore. Yo les digo que es cierto: lo mío es música nativa santiagueña. Mi repertorio tiene que pasar por un proceso de folclorización, que lleva de cincuenta a cien años. Hoy, la gente joven encuentra canciones de esos grandes y pareciera que fueron escritas ayer; son obras nuevas, frescas. Creo que mi trabajo forma parte de un todo, desde las canciones hasta el arte de tapa. No me importa si vendo o si a la gente le gustó. No estoy para analizar eso.
De todas maneras, en algún momento, vendiste muchísimos discos…
Sí, tuve un momento brillante, cuando vendí 250 mil discos con Mi origen mi lugar y Pertenezco a este mundo . Existe la tentación de pensar que se encontró la fórmula. Pero no quise convertirme en un “delivery folclórico”, que hace lo que la gente quiere. Yo no siento de esa forma. Podría haber sido un millonario de la música, pero hoy vivo al día.
Además del disco, preparás un libro sobre la chacarera. ¿Qué te sigue llamando la atención de ese ritmo?
Es un ritmo muy necesario y contagioso, quizá contrario a nuestra idiosincrasia. Santiago es una provincia postergada social y económicamente. Y la chacarera es una vía de escape, una forma de salir del dolor y de las postergaciones. La melodía en 6/8 y la base instrumental en 3/4 forman parte de nuestra pulsación interior. Eso está adentro mío. Va mucho más allá de cantar y bailar un ritmo. Yo pienso, siento y compongo en chacarera.
Fuente: Por Diego Jemio Especial para Clarín
Los llamó El color de la chacarera , con los subtítulos Impresiones y Expresiones . El primero será su mirada actual del folclore, y el segundo una producción con músicos como Raly Barrionuevo, Peteco Carabajal, Dúo Coplanacu, Mario Alvarez Quiroga, Coco Banegas, Dúo Orellana-Lucca y Jorge Rojas.
Pasaron unos cinco años desde que sacaste tu último disco. ¿Por qué decidiste grabar en vivo?
No fue una idea que formaba parte de nuestros proyectos. Nunca pensé en grabar un disco en vivo como tampoco nunca pensé en hacer un disco solista. Después de los shows, se colgaban videos en las redes sociales. Comenzaron a pedirnos un disco en vivo y con imágenes en DVD. Ahora, la magnitud de todo esto nos sobrepasa. No tenemos un equipo de trabajo ni una estructura para eso. Yo no trabajo ni con representantes, ni con managers, ni nada. Vivo de mi laburo como cualquier otro trabajador.
Más allá de los discos, siempre hablás de tu obra. ¿Dejar ese legado es tu gran preocupación?
Siempre concebí mis discos y mis canciones con una línea de pensamiento seria y profunda. Yo quiero construir una obra, como lo hicieron otros referentes de Santiago del Estero; pienso en Andrés Chazarreta, Los Hermanos Díaz, Atahualpa Yupanqui y Julio Argentino Jerez. En mi provincia, algunos tradicionalistas me dicen que no hago folclore. Yo les digo que es cierto: lo mío es música nativa santiagueña. Mi repertorio tiene que pasar por un proceso de folclorización, que lleva de cincuenta a cien años. Hoy, la gente joven encuentra canciones de esos grandes y pareciera que fueron escritas ayer; son obras nuevas, frescas. Creo que mi trabajo forma parte de un todo, desde las canciones hasta el arte de tapa. No me importa si vendo o si a la gente le gustó. No estoy para analizar eso.
De todas maneras, en algún momento, vendiste muchísimos discos…
Sí, tuve un momento brillante, cuando vendí 250 mil discos con Mi origen mi lugar y Pertenezco a este mundo . Existe la tentación de pensar que se encontró la fórmula. Pero no quise convertirme en un “delivery folclórico”, que hace lo que la gente quiere. Yo no siento de esa forma. Podría haber sido un millonario de la música, pero hoy vivo al día.
Además del disco, preparás un libro sobre la chacarera. ¿Qué te sigue llamando la atención de ese ritmo?
Es un ritmo muy necesario y contagioso, quizá contrario a nuestra idiosincrasia. Santiago es una provincia postergada social y económicamente. Y la chacarera es una vía de escape, una forma de salir del dolor y de las postergaciones. La melodía en 6/8 y la base instrumental en 3/4 forman parte de nuestra pulsación interior. Eso está adentro mío. Va mucho más allá de cantar y bailar un ritmo. Yo pienso, siento y compongo en chacarera.
Fuente: Por Diego Jemio Especial para Clarín
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