martes, 3 de marzo de 2020
Madre de Ciudades: Echaron a prestigioso locutor por “diferencias ideológicas”
Luego de trabajar 15 años en FM Exclusiva FM 103.7 de la Capital de esta provincia. Tras 45 años en los medios locales, comenzando en los 70 como locutor comercial e incursionando luego en la actividad radiofónica y televisiva, Jesús Maria Alba, quien fuera recientemente distinguido en el Concejo Deliberante santiagueño por su trayectoria profesional, fue despedido de FM Exclusiva, donde trabajó como conductor en los últimos 15 años. “Confieso que nunca me sentí tan idiota por no haber percibido el advenimiento de esta deplorable instancia. Pero claro, me quedé con aquel pasado no muy lejano donde en este medio se toleraba el pluralismo y el disenso no afectaba la sana convivencia ni el libre ejercicio profesional” agregó. “Pero bueno, amigos y colegas, hasta aquí llegamos. En poco tiempo más, en el plano estrictamente profesional, este episodio será una anécdota; en lo personal una gran defraudación y pena a la vez por quien firmó la sentencia mancillando lo que yo había considerado un cordial, sincero y auténtico vínculo amistoso de años”.
La carta que el prestigioso conductor publicó en las redes:
A LOS AMIGOS DE LA EMISORA QUE POR ESTOS DIAS CONSULTARON SOBRE LOS MOTIVOS DE MI AUSENCIA.
Y un día la grieta llego a la radio. Era difícil imaginarlo cuando hace años atrás -y promovida por el máximo referente de la empresa radiofónica- se invitaba a la tolerancia; se respiraba libertad y los disensos se debatían sanamente; como debe ser entre auténticos demócratas. Pero los tiempos cambiaron; para mal. En especial para mí, que al haber sido depuesto en mi actividad radiofónica, fui la primera –y seguramente única en ese ámbito- víctima de los apologistas del kirchnerismo y de su irracional y patológico fanatismo que -ahora instalado en el poder y habiendo cambiado su status político de oposición a oficialismo- destilan revanchismo, intolerancia y odio entre hermanos. Parece haber olvidado aquella sentencia del Perón del 73, que en un rezo laico de paz proclamaba: “Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”. Aquí y ahora, los que se autodefinen como peronistas, de peronismo, nothing. Mucho menos de justicialismo doctrinario.
Debo confesarles que me sorprendió la determinación de marginarme, porque los fundamentos de tan drástica medida, en sus primeros párrafos, estaban referidos a un planteo meramente laboral inherente a la fecha de mi reinserción efectiva a las tareas en la emisora. Una controversia que en cualquier lugar del planeta hubiese sido solucionable con una escasa dosis de buena voluntad y otra de sentido común.
Como ustedes comprenderán, bajo esta óptica, mi exoneración aparecía absolutamente desmesurada e inexplicable. Esta fue mi conclusión hasta que párrafos más abajo de la sentencia apareció el verdadero y brutal disparador: DIFERENCIAS IDEOLOGICAS.
Una inculpación tan falaz como calumniosa para alguien que no comulga con ninguna bandería política y por ética, adhiere a la total prescindencia partidaria por profesión y convicción.
Confieso que nunca me sentí tan idiota por no haber percibido el advenimiento de esta deplorable instancia. Pero claro, me quede con aquel pasado no muy lejano donde en este medio se toleraba el pluralismo y el disenso no afectaba la sana convivencia ni el libre ejercicio profesional. Pienso que, tal vez, el stand by de las vacaciones me puso en modo hibernar y no advertí que esta metamorfosis que va de oposición a oficialismo, traería aparejada la fuerza de la sinrazón. “La fuerza es el derecho de las bestias” pontificaba el general desde el título del primer libro escrito en el exilio. En este caso en particular, la funesta fuerza es política y desde el poder, vilmente utilizada para imponer un pensamiento único e irrefutable.
Pero bueno, amigos y colegas, hasta aquí llegamos. En poco tiempo más, en el plano estrictamente profesional, este episodio será una anécdota; en lo personal una gran defraudación y pena a la vez por quien firmó la sentencia mancillando lo que yo había considerado un cordial, sincero y auténtico vínculo amistoso de años. En cuanto a lo laboral, llevaré a la práctica todo cuanto me asista. Me enojan mucho las arbitrariedades y quienes las ejecutan prejuzgando conforme sus presunciones y aviesas intenciones.
Reitero, soy un demócrata y un periodista independiente que detesta adicionar la militancia a la profesión porque la corrompe envilece y prostituye. Soy un hombre de convicciones y principios éticos y cristianos; un ciudadano comprometido y como tal, consiente de mis obligaciones pero también de mis derechos. Pero por sobre todas esas cosas tengo la suficiente dignidad como para no permitir el manoseo; resistir la injuria y el ultraje de mi honorabilidad.
Por todo eso he creído oportuno y necesario hacerlos participes del motivo de mi espoleado alejamiento de ese ámbito laboral y el compulsivo cese de la conducción de mi programa vespertino.
Finalmente amigos, quiero expresarles que, movido por mi decoro y el respeto que se merecen, he querido transparentar mi situación a través de estas líneas.
Podría sentirme consternado y seria entendible. Pero no es ese mi estado de ánimo. Más bien me siento reconfortado al pensar que esta perrada que hoy me hace víctima, podría servirles como una lección de advertencia en un futuro. No para amedrentarlos sino para estar alertas y preparados para el ataque de quienes dicen defender la libertad de expresión mientras transitan la democracia con un par de mordazas en las manos y las tijeras de la censura en sus bolsillos.
Reciban un abrazo cordial y la seguridad de mis afectos. Bendiciones.
Jesús María Alba
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