El año que viene Alicia Kirchner cumplirá su segundo período como gobernadora de Santa Cruz y, si bien la Constitución de la provincia austral permite la reelección indefinida, desde hace un par de meses circula el rumor de que la mandataria no se postularía para estar al frente del Ejecutivo santacruceño por cuatro años más, por lo que el peronismo tendría que buscar un candidato para ocupar el sillón de Alcorta al 231 en Río Gallegos.
Por el momento existen algunos nombres en el aire que resuenan para suceder a la actual mandataria, como Pablo Grasso, intendente de la Capital; Javier Belloni, jefe comunal de El Calafate; el vicegobernador Eugenio Quiroga y hasta el presidente de YPF, Pablo González. Sin embargo, con el posible retiro de Alicia, también estaría latente la idea de darle continuidad a la dinas-tía Kirchner, con Máximo, en el territorio donde fecundó el modelo que gobernó el país doce años, entre 2003 y 2015.
A pesar de que todavía falta más de un año para los comicios de 2023 y haya asuntos electorales por definirse, especialmente si hay una interna, lo cierto es que el peronismo afín al kirchnerismo -que ahora es la columna vertebral el Frente de Todos- tiene como tarea reencauzar el caudal de votos que le ha permitido gobernar por tres décadas y que en las elecciones pasadas se perdió, dejando a la fuerza política como tercera en Santa Cruz.
En las elecciones legislativas 2021 el Frente Todos quedó relegados por la alianza Nueva Santa Cruz, cuyo componente principal es el radicalismo, y el recién formado partido Somos Energía para Renovar (SER), que surgió como una escisión del propio peronismo y está encabezado por el secretario general del Sindicato Petrolero y Gas Privado de Santa Cruz, Claudio Vidal.
La irrupción de Vidal fue un sacudón inesperado para el Frente de Todos y dejó entrever una debilidad crucial en el armado, pues el petrolero se llevó más de la mitad de los votos que hubiese obtenido el oficialismo en caso de no haberse separado.
Con este escenario, la llegada de Máximo Kirchner agilizaría y les daría más claridad a los planes del peronismo kirchnerista de cara a las elecciones de 2023, ya que el espacio podría enfilarse bajo una misma figura que, más allá del peso del apellido, ha logrado posicionarse como uno de los actores principales dentro de la Cámara Nacional de Diputados y, también, presidiendo el PJ bonaerense.
El hijo de Néstor Kirchner y Cristina Fernández nació en La Plata y ha dividido su trayectoria política entre las provincias de Buenos Aires y Santa Cruz. Con la llegada de Néstor a la Presidencia, en 2003, Máximo dio sus primeros pasos, y en 2006 terminó conformando la organización juvenil La Cámpora, en apoyo al oficialismo de la época .
En 2015 Máximo se postuló como diputado nacional en representación del distrito de Santa Cruz y se quedó con la banca. Cuatro años más tarde decidió renovar su mandato legislativo, pero perfilándose por la provincia de Buenos Aires. Tras esta elección asumió como jefe del bloque del Frente de Todos, hasta fines de enero de 2022, cuando renunció por diferencias con el Ejecutivo sobre el acuerdo con el FMI.
Es que desde la fallida expropiación y estatización de la aceitera Vicentín, a mediados de 2020, el actual legislador se estuvo desligando paulatinamente de la gestión del presidente Alberto Fernández, sumando crítica tras crítica al accionar del primer mandatario. La renuncia de Máximo a la jefatura del bloque oficialista en Diputados pareció ser el último clavo en el ataúd de su relación con la Presidencia y el puntapié inicial de otra etapa en su carrera política, que podría terminar con una candidatura a gobernador en Santa Cruz.
En el análisis, la provincia sureña suena como ideal para que Máximo, saltándose la intendencia en Río Gallegos, transite el recorrido de su padre, empiece a gestionar en el Poder Ejecutivo y siga sumando poder propio, ya que todavía no hay un candidato consolidado y, en el caso la provincia de Buenos Aires, nadie ha cuestionado que el actual Gobernador, Axel Kicillof, se presente para la reelección.
No obstante, también se tiene que tomar en cuenta la palabra de la vieja guardia peronista, que, en febrero de este año, cuando en las calles de Río Gallegos se pudieron ver carteles con la consigna “Máximo Gobernador”, le confió a La Tecla Patagonia que una postulación del dirigente kirchnerista “sería una muy fuerte señal de debilidad. Hace un año o dos podría haber sido, pero ahora ya no es posible”.
Con un tramo largo para empezar a desandar el camino hacia las elecciones del año que viene, también falta definir si en Santa Cruz se deroga la Ley de Lemas para los comicios de Gobernador y si hay un desdoblamiento en caso de que la popularidad del Gobierno nacional continúe en picada. La moneda está en el aire.
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