El oficialismo le vació el acto a Vidal en Mar del Plata: "Hagan lo que quieran, me voy a la mierda". El intendente, concejales y hasta legisladores de La Feliz abandonaron la inauguración de las playas públicas, luego de que el Gobierno decidiera dejarlos detrás de las vallas, mientras el candidato del Pro, Guillermo Montenegro, acompañaba a Vidal. La relación entre el Gobierno bonaerense y los funcionarios marplatenses está más tensa que nunca y, después de lo que pasó este viernes, parece que la cosa no tiene vuelta atrás. Cuando estaba todo dispuesto para comenzar con el acto de inauguración de las playas públicas equipadas, el intendente Carlos Arroyo se enojó porque la gobernadora María Eugenia Vidal realizaría en soledad la recorrida por la zona playera. Como si fuera poco, luego de la recorrida, la Gobernadora se mostró con su candidato a jefe comunal, Guillermo Montenegro, mientras todos los demás funcionarios, concejales y legisladores incluidos, fueron ubicados detrás del vallado. “Hagan lo que quieran, yo me voy a la mierda”, se le escuchó decir, claramente ofendido, a Arroyo. En torno a las 10.45 el jefe comunal había arribado a la zona de Constitución en compañía del secretario de Hacienda Hernán Mourelle y el de Obras, Guillermo De Paz. Allí ya los esperaban los secretarios de Educación, Luis Distéfano y el de Salud, Gustavo Blanco, junto a la presidente el Emtur, Gabriela Magonoler. Todos quedaron tecleando ante el desplante de Arroyo, que se fue acompañado por su paladín Hernán Mourelle. La comitiva radical encabezada por Vilma Baragiola y el diputado provincial Maximiliano Abad, junto a Ariel Martínez Bordaisco y Cristina Coria, también abandonaron el acto, enojados por el desplante de Vidal y Montenegro, ya que no les permitieron acceder a la zona baja junto a la Gobernadora. Rápidamente todas las miradas se depositaron en la muñeca del director provincial de la Región Interior del Ministerio de Gobierno, Owen Fernández, armador PRO en la quinta Sección, y quien tenía a su cargo toda la diagramación política del acto. Y como si no fuera suficiente desconcierto, además la gobernadora Vidal fue escrachada por familiares de las víctimas de Rigel, el barco pesquero que se hundió en junio junto a sus nueve tripulantes. Quien también metió la cuchara fue el diputado provincial Manino Iriart, que mandó a reclamar a su tropa del Centro de Formación Profesional 416, que fue cerrado por la Provincia.
Fuente: La Tecla
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