jueves, 2 de enero de 2020

Un libro que invita a la reflexión y a la transformación: Solas, aún acompañadas


Cada vez son más las mujeres que aportan a la sociedad sus escritos sobre el feminismo y guían a otras a transitar caminos diferentes a los que les han impuesto: el libro de Freijo visibiliza la realidad de muchas o todas marcando un antes y un después una vez que se lee.
Solas, aún acompañadas escrito por la feminista, comunicadora y Licenciada en Ciencia Política, María Florencia Freijo, representa el crudo relato de las diferentes situaciones y momentos de la vida que atraviesan las mujeres.

A lo largo de sus ocho capítulos, la autora del libro pone de manifiesto la desigualdad de género, el inicio de la sociedad patriarcal, los estereotipos y la carga tanto mental como material que conlleva ser madre, ya sea estando en pareja, como la crianza de una madre que se encuentra sola, una mujer aislada del mundo que enfrenta los temores y las injusticias de un sistema judicial que las abandona completamente.
Freijo se pregunta ¿Por qué estamos solas, aún acompañadas?, y reflexiona: “La soledad nos une a todas por igual y al mismo tiempo refleja la desconexión de nuestras miradas, la necesidad de la vuelta a la complicidad, al código de rescate, a nuestro propio salvavidas”.
Y luego agrega: “La soledad es parte de la vida de las mujeres, estemos solas o acompañadas”.
Lo que intenta manifestar la autora es que las mujeres están solas, no en relación al sentimiento de soledad sino que existe la presión entre los deseos y una vida que enfrenta las limitaciones del propio género.
Por otra parte, el apartado “Educadas para amar” muestra el estereotipo de la mujer enamorada, que tiene que amar a cualquier precio, atravesada por la educación que se le impone desde niña. Toda una cultura que forma a las mujeres desde pequeñas para amar, casarse y tener hijos, como si ese fuese el único objetivo en sus vidas y tienen que seguir los mandatos que la sociedad les asigna desde casi el momento en que nacen.
El color “rosa” para la nena y el color “azul” para el varón, juguetes que marcan los estereotipos desde la infancia. Películas en las cuales las mujeres lloran por amor, sufren pero lo fundamental es que amen, amen mucho, más que así mismas. Les enseñan a amar a un “hombre” antes que a ellas mismas.
Como si fuese poco todo lo relatado, la politóloga se centra en realizar un recorrido por las diferentes profesiones y las desigualdades que enfrentan las mujeres, no sólo porque antes no tenían acceso a estudiar y seguir una carrera sino por las grandes diferencias salariales que enfrenta el género por realizar las mismas tareas que un varón en la actualidad. Aunque los años continúen, muchas cosas no han cambiado aún.
Ser una madre que cría sola o en pareja no cambia mucho la realidad que enfrentan las mujeres, la carga mental que explica la autora las deja en el completo aislamiento. Esto se agrava cuando la mujer que trabaja tiene que dejarlo todo por la dedicación exclusiva a la maternidad y a las tareas del hogar, mientras el varón se ocupa de continuar con su vida sin modificar absolutamente nada, sumada a la feminización de la pobreza que desarrolla la autora con datos estadísticos.
Sí, la pobreza afecta más a las mujeres que a los varones. El 27% de los hogares argentinos son monoparentales y el 84% tiene jefatura femenina. Esto demuestra la falta de responsabilidad paternal y la ausencia en el cuidado de los hijos “La carga mental tiene un costo, los mandatos los tienen y nuestro costo es la amargura, el cansancio de ser cuidadoras y de tener que ser bellas”, sentencia. La pobreza no sólo llega por la cuota alimentaria que jamás se cumple o pocas veces sino por todas las actividades en torno a la salud, la educación, la contención y la crianza de los hijos que terminan quedando en manos de las mujeres, aunque estén en pareja.
El hashtag #YoCríoSola, ideado por la autora que fue TT en Twitter y la repercusión que generó en las redes sociales significaron la visibilidad de tantas mujeres que enfrentan todo tipo de desigualdades a la hora de criar solas y luchar contra un sistema patriarcal que beneficia siempre a los varones, desentendiéndolos de sus obligaciones y responsabilidades.
Cientos de relatos, cientos de mujeres madres que padecen todo tipo de desigualdades, un ideal de “familia” que es eso, un simple “ideal”. Cientos de historias tristes marcadas por la soledad y el aislamiento.
Finalmente, Freijo pone énfasis en el “pacto de caballeros” que continúa más firme que nunca e invita a la reflexión de los diferentes varones de las familias a culminar con un pacto que genera complicidad a la hora de referirse a las mujeres, un pacto que trae violencia, burla, acoso, violación y tantas palabras crudas que no caben en una simple nota.
El desafío será crear un “Código Propio”, como menciona la autora en su último capítulo: “El ejercicio de saber que la otra, detrás de su mirada de enojo que nos lanza todos los días de arriba a abajo, ha sufrido muchas de las cosas que sufrimos nosotras o vamos a sufrir, nos hace entender que la única manera de salir de este camino es encontrando complicidades, manos en el hombro, una tregua entre las “yeguas””.
“Hay un mundo afuera que tiene que ser para nosotras”, reflexiona. Quizás la reseña de un libro enriquecedor que ya han leído tantas mujeres no alcance pero al menos será la puerta para comenzar a transitar un camino diferente, el camino de la igualdad de género.
“Solas, aún acompañadas” es un libro para regalar, prestar o donar a cualquier mujer que forme o no parte de nuestras vidas.
Ficha Técnica:
Título: Solas (Aun acompañadas)
Sello: Editorial El Ateneo
Autora: María Florencia Freijo
Formato: 23 cm x 16 cm
Encuadernación: rústica
Páginas: 240
Por Carolina Dávila @carodavila29

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