El mismo se enfoca en analizar la diferencia de ingresos percibidos entre trabajadores y trabajadoras de empresas exportadoras y las dedicadas exclusivamente al mercado interno. “Si bien esta diferencia se puede explicar en parte por el hecho de que estas compañías obtienen ingresos en divisas internacionales, ese fenómeno encuentra diversas explicaciones en la teoría económica”, señalan desde el CEP XXI.
En primer lugar, las firmas exportadoras generalmente poseen una ventaja tecnológica, organizativa o de escala que las vuelve más productivas y es precisamente por eso que sus salarios son, en promedio, mayores. Penetrar mercados internacionales implica desafíos notorios (conocer marcos regulatorios diferentes a los de Argentina, patrones de consumo distintos, y afrontar exigencias diferentes), y es razonable pensar que solo puede afrontar ese costo una empresa que ya parte de cierta ventaja inicial.
En promedio, las empresas exportadoras pagan salarios 125% más altos que el resto. Sin embargo, esa diferencia no puede ser enteramente atribuida al carácter exportador de la firma dado que existen claras diferencias entre ambos grupos: por ejemplo, muchas firmas del sector de minas y canteras (básicamente, petróleo y minería) exportan y pagan salarios elevados, mientras que lo contrario ocurre en sectores como la construcción, en donde las remuneraciones son menores a la media y la exportación es muy infrecuente.
La diferencia salarial entre esos dos grupos no responde sólo al carácter exportador de las firmas sino a otras variables adicionales, como la productividad sectorial. El valor agregado por puesto de trabajo es 16 veces más grande en el sector de minas y canteras que en la construcción.
Y algo similar ocurre con las firmas grandes versus las más pequeñas: las firmas exportadoras son de mayor tamaño que la media (el 76% de las no exportadoras son microempresas, mientras que solo el 27% de las exportadoras lo son). “Dado que las remuneraciones suelen ser mayores en las empresas más grandes, no sorprende que los salarios en las empresas exportadoras (en donde las de mayor tamaño ganan protagonismo) sean más altos” dice el informe del CEP XXI.
Por ese motivo, el trabajo computa la prima salarial por trabajar en una firma exportadora aislando el efecto de otras variables que también inciden en el salario (como el tamaño y el sector de la empresa, así como el género y la edad del trabajador, o la provincia en que se ubica la firma) y concluye que este valor es de casi el 30% (29,8%).
En otros términos, si se tomaran a dos personas del mismo género, la misma edad, que trabajan en el mismo sector, en una empresa de mismo tamaño y en la misma provincia, y una trabaja en una firma exportadora y otra en una no exportadora, la que trabaja en la empresa exportadora tiene un salario 30% mayor que la que está empleada en una empresa que solo abastece al mercado local.
El trabajo del CEP XXI, realizado a partir de datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y de Aduana sobre 2019, releva además que aproximadamente 1,8 millones de trabajadores y trabajadoras formales que se desempeñan en firmas exportadoras.
“El crecimiento de las exportaciones es condición necesaria para aliviar los recurrentes problemas de balance de pagos que la economía argentina ha enfrentado de manera casi continua a lo largo de las últimas cinco décadas, los cuales inciden sobre los salarios de toda la economía. Este trabajo indica que exportar más no solo es benéfico en términos de obtener divisas para evitar crisis de balanza de pagos, sino también para incrementar los salarios de las y los trabajadores que se desempeñan en firmas exportadoras, paso fundamental en la reducción de la pobreza y las privaciones sociales en Argentina”, señala el CEP XXI, que lidera el sociólogo Daniel Schteingart. En clave orteguiana, “argentinos, a exportar”.
Fuente: El Economista
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