Propicio la conformación del Parlamento de Mujeres como una instancia nacional y regional de debate, de formación; para impulsar y regular las políticas públicas que promuevan la inclusión, y el liderazgo de las mujeres, garantizando la participación en todos los espacios y niveles de la vida pública, afianzando la construcción de una democracia sustantiva.
Estamos cumpliendo 40 años de la democracia argentina, y en cada hecho ocurrido en ese proceso fueron muchas las mujeres que lucharon, esperanzadas, para recuperarla. Miles de mujeres: estudiantes, trabajadoras, amas de casa que defendieron la democracia y marcharon, codo a codo, junto a obreros y dirigentes sindicales.
Es así que “la Córdoba” -en femenino-, la de la Reforma Universitaria del 18, la Córdoba jesuita, la industrial, parió uno de sus hijos más reconocidos, "el cordobazo".
Y es por todo esto también, que la mujer cordobesa es parte de la identidad de esta provincia tan federal.
En el mundo de hoy, somos las mujeres las protagonistas de los cambios y las revoluciones que trasforman las realidades más profundas, “las mujeres movemos el mundo”, como bien se dice.
Desde el gobierno de Córdoba, hemos comenzado hace muchos años un camino sin retorno en pos de valorar y promocionar el rol de las mujeres, poniendo en marcha infinidad de programas específicos que expresan esa decisión. Lo hacemos convencidas y convencidos de que corresponde a los gobiernos otorgar las herramientas que promuevan y garanticen igualar oportunidades, con políticas públicas que propendan a la igualdad con equidad, para achicar la brecha de género.
La perspectiva de género debe ser una política de estado. Por eso, los nuevos tiempos nos exigen compartir ideas y miradas; debatir sobre las prioridades, coordinar acciones, estrategias y buenas prácticas en cada gestión territorial.
Sabemos que las asimetrías territoriales aún existen, más allá de los discursos y los relatos, y por eso es necesario consolidar el diálogo político entre los estados subnacionales, los gobiernos de cada región y también en el ámbito suprarregional.
Son muchas las experiencias que lideran las mujeres en distintos ámbitos de los estados, impulsando políticas públicas tan acordes con la realidad como necesarias.
Esto quedó demostrado en el Encuentro Suprarregional realizado en Córdoba en febrero pasado y que contó con la participación de lideresas, representantes de las regiones de las que forman parte provincias argentinas y estados de los países vecinos, con el acompañamiento de expertos y expertas de organismos internacionales.
Ese encuentro de participación masiva no sólo fue un intento suprarregional para intercambiar miradas y experiencias, sino que demostró que las mujeres no darán un paso atrás y están firmemente dispuestas a romper con el techo de cristal.
Ha sido una gran oportunidad para generar una red supranacional que promueva políticas públicas de promoción de las mujeres como sujetos de derecho, respetando las distintas realidades y, lograr así, que la igualdad sea una decisión que forme parte en el rol de los estados, definitivamente.
Es necesario crear el ámbito que nos permita debatir las inequidades y cómo superarlas; pensarnos en clave de género para facilitar los cambios en los procesos de tomas de decisiones, en las que lideresas, “autoridades”, seamos las tomadoras de decisión y con ello, transformadoras de la vida de miles de mujeres en nuestros territorios para transitar este siglo XXI, en igualdad.
Nosotras somos más capaces para tender los puentes necesarios con la ciudadanía, y sin ningún tipo de prejuicio, concretar alianzas estratégicas con la sociedad civil, las organizaciones sociales, e impulsar desde lugares de toma de decisión las iniciativas público-privadas que vayan en esa dirección.
Para eso es la idea de propiciar la conformación del _Parlamento de Mujeres_ como una instancia nacional y regional de debate, de intercambio de experiencias, de formación; para propiciar políticas públicas que promuevan la inclusión y el liderazgo de las mujeres, garantizando la participación igualitaria en todos los espacios y niveles de la vida pública, afianzando así la construcción de una democracia sustantiva.
En definitiva, crear un ámbito de participación con representación regional, necesario para garantizar la gestión gubernamental con perspectiva de género.
La decisión debe tomarse. No hace falta más que voluntad política y acciones positivas en integración. Aprovechar ese espacio para, desde allí, hacer un llamamiento al ámbito político, partidos y gobiernos, para que instrumenten mecanismos de representación y participación de las mujeres en los asuntos públicos, remarcándoles que constituye un derecho fundamental, como es la obligación de los Estados, el asegurar su pleno ejercicio.
Es fundamental general una red que promueva políticas públicas, respetando las distintas realidades de las mujeres, y lograr así que la igualdad sea una decisión de los estados definitivamente. Y para ello Córdoba ha dado el primer paso.
*Senadora Nacional por Córdoba
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