La película, una coproducción de cinco países latinoamericanos, se estrena en 65 salas en Francia tras su exitoso paso por los Premios Platino.
Durante el Carnaval, en la frontera entre Argentina y Bolivia, Cabra, un adolescente rebelde, sueña con convertirse en un bailarín profesional de Malambo. Cuando se prepara para la competencia más importante de su vida, recibe la visita inesperada de su padre, un ladrón incontrolable, que lo llevará junto a su madre a un misterioso viaje por las carreteras andinas que pondrá en peligro su sueño. ¿Logrará retornar a tiempo para su certamen de baile? Bajo esta premisa se presenta Karnawal, del director Juan Pablo Félix, cuya película se estrena en 65 salas de Francia tras haber obtenido los premios a Mejor ópera prima y Mejor actor de reparto, para el reconocido actor chileno Alfredo Castro, en la más reciente edición de los Premios Platino.
El malambo es un baile vivaz de zapateo, antiguamente solo ejecutado por hombres, que es acompañado por el rasgueo de una guitarra y un bombo. En este intervienen uno o varios bailarines que, sueltos y muchas veces en contrapunto, hacen uso exclusivo de las piernas y pies. Esta danza, tradicional de Argentina, Uruguay y Chile, fue uno de los “motores principales” para contar la historia de Karnawal. Cuando el director tenía 14 o 15 años, bailar era una de sus pasiones. “Yo bailaba como el personaje de la película, me gustaba mucho”, afirma Félix, de 40 años y oriundo de Buenos Aires. Esta práctica, además de otras danzas como el tango, según admite, le dieron disciplina y compostura, virtudes que trasladó al cine.
La película también habla del amor y desamor de un hijo hacia su padre, un elemento del guion que se inspira en la historia de un amigo del realizador. “Es un coming of age, un proceso de maduración, de cómo un niño tiene que entrar en un mundo de adultos y estos no generan una prosperidad muy esperanzadora. Es una película muy crítica sobre el mundo de los adultos”, le cuenta Félix a EL PAÍS a través de una videollamada desde Lisboa, ciudad donde descansa tras una gira de 40 días en Francia promocionando el filme.
Karnawal, una coproducción entre Argentina, Bolivia, Brasil, México y Chile, toma los parajes de la frontera boliviana-argentina como un personaje más, testigo de los procesos de integración e interculturalidad que se ven reflejados en la película. El mismo nombre del filme, según Félix, nace de los grafitis que vio en Villazón, al sur de Bolivia, y en La Quiaca, al norte de Argentina, dos municipios colindantes que sirven de frontera entre los dos países. El director se interesó por esta palabra y contactó a un profesor de quechua, “un señor mayor, muy viejito”, al que le preguntó si se trataba de algún modismo de la zona. El intérprete le dijo que era quechuañol y que es como los jóvenes se refieren al carnaval.
“Me pareció lindo este cuento, porque de cierta manera la película habla de una zona donde habitan pueblos originarios, pero donde también la globalización llegó y pega fuerte, para bien y para mal. Es como un trabajo de observación sobre lo que pasa en estas regiones donde los jóvenes bailan malambo o festejan el carnaval de una forma ancestral como la hacían sus abuelos, pero de golpe están escuchando hip hop desde el celular, desde una modernidad absoluta que también es muy compleja”, añade Félix.
Para el director, la película es una metáfora del choque de culturas y de la diversidad cultural que se ve en la frontera, de cómo los gestos, los tonos de piel y rostros se fusionan. Karnawal también retrata situaciones que se producen en estas zonas, como el contrabando de ropa, medicamentos y otros artículos, así también como el tema migratorio. “Se intenta dar una reafirmación de la identidad, algo que no tenemos muy claro los latinoamericanos. Siempre estamos en tensión, las fronteras siempre están en tensión y creo que nosotros también. ¿Somos descendientes de Europa, somos pueblos originarios? Es una pregunta que ronda la película”, afirma el director.
La experiencia de hacer Karnawal, a pesar de ser la ópera prima de Félix, fue gratificante, ya que pudo hacerla a su medida, “una película grande en pleno carnaval con miles de extras”, y esto no siempre es posible, admite el director. “Sin duda lo mejor fue ver la generosidad y entusiasmo de la población. La gente y autoridades locales de Villazón y de La Quiaca nos brindaron su apoyo con la logística para el rodaje. También participaron como extras en varias escenas y hasta con bailes pues recreamos el carnaval aun cuando estábamos fuera de época”, añade el productor de Londra Films, Gerardo Guerra, responsable de la filmación en Bolivia.
Sin embargo, Guerra lamentó que, a diferencia de los otros cuatro países coproductores, el Estado boliviano no haya podido aportar con fondos para la filmación. Karnawal, que también fue ganadora del premio a Mejor película iberoamericana en Málaga y a Mejor director en Guadalajara, es la primera coproducción boliviana que logra hacerse con un reconocimiento en los Platino. Guerra cree que, sin apoyo estatal, el modelo de coproducción es el principal camino para sacar adelante el cine latinoamericano, sobre todo en países que tienen una pequeña industria cinematográfica o casi inexistente, como es el caso de Bolivia.
El filme tiene programado su estreno comercial para el segundo semestre de 2022 en España, México, Chile y Brasil. Félix ya se encuentra trabajando en su nueva película que espera empezar a filmar en 2023, ambientada en Argentina y “bastante más política”. Sin embargo, permanece tranquilo, ya que ahora Karnawal, a ritmo de malambo, sigue su propio camino.
Fuente: El País de Madrid
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