martes, 1 de junio de 2021

Soy judío y peronista... ¿Y qué?

Por Alejandro Crivisqui para la AGENCIA PACO URONDO

Soy judío y Peronista o acaso ¿Hay alguna contradicción en ser judío y peronista? ¡En absoluto! Porque soy judío es que soy peronista y doctrinario, del Perón fundador del mayor movimiento político de América Latina, de aquel del 1° Congreso de Filosofía de Mendoza donde sienta las bases doctrinarias de la Comunidad Organizada, del humanismo peronista, del Perón de la Constitución revolucionaria del 49, del que hizo la transformación social, política, económica y de derechos sociales inclusiva más grande de nuestra historia, no igualada por ningún otro dirigente político. 

Soy peronista de siempre y nunca ocupé cargo o función en el Peronismo ni en ninguno de sus gobiernos, así como soy judío y nunca integre, ni participé de ninguna institución judía, ni fui a colegios de dicha colectividad. Pero siempre supe y nunca renegué de mi judeidad. Ya que soy judío por haber nacido de vientre judío y por provenir de una familia pionera en Argentina que forjaron una identidad única, la de aquellos gauchos judíos, llegados de Ucrania en nuestro caso, a tierras entrerrianas, quienes fundaron la primera colonia agrícola judía "navibuco 1". Es de mi familia hasta hoy la primera sinagoga Rancho que aún se mantiene en pie y que bajo su alero se fundó la primer cooperativa agrícola de Latinoamérica que aun sobrevive y de la cual salieron las demás cooperativas que comenzaron a poblar, desde el profundo Entre Ríos (Basabilbaso) a todo el territorio patrio, inculcando los valores de la solidaridad, el trabajo comunitario organizado y la distribución equitativa de los resultados económicos de ponerle el lomo en el campo a este país en construcción permanente. 

Fueron mi bisabuelo Abram Leib Arcusin, de bombachas gauchas, Talit. Kipa (“Poncho” ritual y “sombrerito”) y mate siempre en mano pa’ compartir, junto con mi tío Don Sito Borodovsky un referente histórico de los Gauchos Judíos, quienes forjaron en mí, mi orgullosa identidad de judío argentino y los principios de la fe judía basadas en los mandamientos de Moisés y de los 613 preceptos bíblicos que indican qué hacer y qué no hacer en la vida, estos rigieron mi conducta hasta hoy  

PJ

Cuando llegó el retorno de la Democracia en el 83 me encuentra con mis 18 años ya militando, en plena dictadura, en el cooperativismo villero y frente a la campaña de afiliaciones partidarias que se abría en ese momento crucial de nuestra historia democrática. Yo no tenía dudas en afiliarme al PJ, ya que era la Doctrina Justicialista, la filosofía política que interpretadaba cabalmente mi ser judío y mi compromiso social militante. Doctrina política basada en la Doctrina Social de la Iglesia Católica y el humanismo, las cuales tienen sus raíces en el mismo judaísmo, ya que la base del cristianismo está basada en primera instancia en el Antiguo Testamento, la Torá como la conocemos los judíos, entonces. ¿Cómo no ser peronista siendo judío? 

Perón, ¿nazi?

Lo que para mí fue siempre algo coherente y lógico, de ser judío y peronista, no lo fue para algunos familiares y otros judíos que migraron del campo a la ciudad y comenzaron a leer La Nación y demás yerbas gorilas urbanas, quienes así se fueron sumando al relato de que Perón era “nazi”, mientras que en paralelo para algunos peronistas creció es otro relato de que “Los” judíos tienen doble lealtad o somos “quinta columna”, etc.

Así fue que crecí entre la predica antiperonista de una parte de la comunidad judía y la antijudía de algunos sectores del peronismo. Entre estos dos fuegos cruzados, de ignorantes e intolerantes, de ambos lados, fui consolidando con orgullosa identidad de judío y peronista. 

Los gorilas y muchos judíos afirman incluso hoy, para justificar su antiperonismo, que Perón fue nazi porque dejó entrar o trajo a los nazis a la Argentina, pero... ¿Esto fue verdad o mentira? Si, fue verdad, dejó entrar a Nazis, ¡pero ojito! muchachos, Perón no fue nazi, ¡fue un gran patriota! 

Analicemos sin anteojeras. Con la “importación” de los científicos, ingenieros y técnicos calificados de Alemania, junto a los pocos nuestros por aquellos años de posguerra, Perón construyó por ejemplo la Comisión Nacional de Energía Atómica, vanguardia mundial en su época, como así también la fábrica Militar de Aviones. Son nuestro orgullo nacional los primeros aviones a reacción, el Pulqui 1 y Pulqui 2, que convirtieron a la Argentina de aquella época en una Argentina que emergía como una potencia del Sur y esto asustaba a los imperios reinantes de Occidente. 

La doble vara

Mientras en esos mismos y precisos años (45 al 47) los EEUU “importaba” masivamente científicos y técnicos Nazis y por ejemplo fundaba con ellos la Nasa y daba comienzo a su carrera espacial o acaso ¿El apolo 11 por quienes fue construido? Si no fuese por el ingeniero estrella Nazi Wenher Von Braun no hubiesen sido los primeros en llegar a la Luna, pero nadie se atrevería de acusar al ex presidente norteamericano de “Nazi” como lo hicieron con Perón. 

Aquí vemos la doble vara, de los Yanquis, supuestamente ganadores de la segunda guerra mundial, como si fuese que no fue Rusia quien derrotó a Hitler, nadie diría, ni nadie dice hoy, ¡que EEUU fue el más grande refugio de nazis del mundo, siendo el país que más alemanes nazis cobijó bajo la Operación “Paperclip” también llamada operación “sujetapapeles”, el nombre en clave de la operación realizada por el Servicio de Inteligencia y Militar de los EEUU para extraer de Alemania científicos nazis especializados en las llamadas “Armas Maravillosas” del Tercer Reich, como cohetes, armas químicas y experimentales médicas, después del colapso del régimen de Hitler. 

La “importación de cerebros nazis” en ese contexto de pos guerra era una gran jugada geoestratégica, debemos tener en cuenta que la Alemania nazi se había convertido en el país más avanzado tecnológicamente del mundo, y al caer derrotada se abrió la carrera para importar sus cerebros y usarlos para el desarrollo industrial de esos países. Perón por aquellos tiempos, ni lerdo ni perezoso, los trajo también y los utilizó como lo hicieron los yankees para desplegar nuestro desarrollo soberano. Esto nada tenía que ver con los judíos y los nazis, esto solo tenía que ver con desarrollar en forma soberana nuestro país, uno de los más ricos del mundo en riquezas naturales. Claro que los muchachos de Braden y su embajada se vieron asustados y amenazados por este desarrollo que parecía imparable, y por todos los medios 8y sus medios) acusaron a Perón de nazi y al voltearlo en el 55 frenaron nuestro desarrollo autónomo que nos colocaba en un lugar de potencia emergente, sin deuda externa y con un pueblo feliz viviendo en un marco de Justicia Social y pleno empleo que hasta hoy no pudimos recuperar. 

Peronismo y antisemitismo

No se puede ser peronista y ser antisemita, ya que el peronismo está basado en el cristianismo y si sos antisemita vas contra Cristo Jesús, sus primeros apóstoles y las primeras comunidades cristianas que eran todos semitas; entonces ser antisemita peronista es una gigantesca contradicción. Así como que no se puede ser cristiano y antisemita, ya que Jesús era semita. 

Lo que si se puede es ser es antijudío y eso es otra cosa, pero para eso y que lo exprese así, hace falta mucha honestidad de ese odiador de los judíos, que no es más que un judeofóbico. 

Así que si ves en las filas del peronismo a alguien que se manifieste como antisemita o judeofóbico este es un tipo que no puede decirse peronista, ya que desconoce y contradice las bases doctrinarias que le dan vida al peronismo. 

En fin, como verán soy judío y peronista. ¿Y qué?

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