A pesar del anuncio de la CGT informando un paro general para el 10 de abril, un gremio del transporte clave desmintió que haya confirmado su adhesión a la medida y siembra dudas sobre cuál será el impacto de la huelga.
Se trata de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el sindicato de los choferes de colectivos. "Todavía no definimos si nos sumamos", expresó a MDZ una fuente importante de la mesa directiva del gremio.
Se trata de uno de los sindicatos del transporte que más enfrentado está con la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), donde se encuentran, por ejemplo, los gremios ferroviarios que mantienen una posición más dura contra la Casa Rosada.
La UTA se encuentra encabezada hace muchos años por Roberto Fernández, un líder sindical que tiene buen diálogo con el Gobierno, al punto que en varias ocasiones no se acopló a los otros paros lanzados por las otras ramas del transporte.
Esta novedad abre una posibilidad concreta para el Gobierno, que busca minimizar el nivel de daño de la huelga cegetista. La prioridad del Ejecutivo es reencauzar el vínculo con los gremios más cercanos para contrarrestar la embestida sindical.
Para los referentes del Gobierno, “los gordos” se sintieron “forzados por la marcha frente al Congreso y reaccionaron”. “Pero claramente se sobregiraron y tomaron una decisión apresurada”, consideran desde Balcarce 50, donde agregan: “Vamos a conversar la semana que viene y vamos a escucharlos”.
Un signo de interrogación se lleva el presente de la relación entre el Gobierno y el camionero Hugo Moyano, quien regresó desde las sombras a la CGT, buscando llevar moderación y diferenciándose de Pablo Moyano, quien instaba por la ruptura de cualquier dialogo con los libertarios.
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