miércoles, 23 de julio de 2025

Orit Sulitzeanu: “La historia va a juzgar a quienes eligieron mirar para otro lado”

        Por Daniela Faingold para Es Nota

Orit Sulitzeanu, directora de la Asociación de Centros de Crisis por Violación en Israel, habló sobre la denuncia de violencia sexual cometida por terroristas de Hamas el 7 de octubre del 2023, el impacto del informe del Proyecto Dinah y el rol del antisemitismo en la negación internacional.

A pocos días del brutal ataque terrorista del 7 de octubre, comenzaron a emerger testimonios que hablaban de sistemática por parte de los terroristas de Hamas. Lo que al principio parecía imposible de creer, pronto se convirtió en una evidencia documentada, en muchos casos, por los propios perpetradores. Una de las primeras en alertar fue Orit Sulitzeanu, Directora Ejecutiva de la Asociación de Centros de Crisis por Violación en Israel, quien lideró la elaboración de un informe que sirvió como base para investigaciones posteriores, como la del Proyecto Dinah.

En diálogo con Es Nota, Sulitzeanu repasa cómo se construyó este informe, analiza el silencio de la comunidad internacional y llama a no quedarse calladas frente a crímenes que, aunque negados, dejan marcas imposibles de borrar.

¿Qué pensaste al escuchar por primera vez los reportes sobre violencia sexual el 7 de octubre?


Al principio no podía creerlo. Pensé: esto no puede haber pasado en Israel. Nosotros estamos acostumbrados a vivir bajo el terror, pero los ataques eran asesinatos, disparos. Nunca habíamos visto que se usara la violencia sexual como arma de guerra.

Por eso, en la organización fuimos muy cautelosos. No queríamos hablar sin saber. Pero eso mismo nos empujó a empezar a recopilar información. Así, en febrero de 2024, publicamos el primer informe del mundo sobre los crímenes sexuales cometidos durante el ataque terrorista de Hamas.

¿Cuándo se dieron cuenta de que no se trataba de casos aislados, sino de un patrón sistemático?

Empezamos a recibir datos desde el primer mes. No directamente de víctimas —muchas fueron asesinadas—, sino de quienes las atendieron, o de fuentes abiertas: medios, entrevistas, testimonios indirectos.

Escuchamos una y otra vez relatos de mujeres que fueron baleadas en sus órganos íntimos, de otras a las que les colocaron granadas.

Cuando una historia se repite tantas veces, entendés que no se trata de un hecho aislado, sino de un patrón.

Lo que descubrimos en nuestro informe el año pasado fue confirmado por el Proyecto Dinah con aún más datos. Lo que hicieron fue construir un segundo nivel de documentación, muy serio, muy amplio. Y esa es la tarea: no dejar que estas historias se borren.

¿Cómo explicás la negación inicial, incluso por parte de algunas organizaciones feministas o de Derechos Humanos?

Trabajo hace más de una década en el campo de la violencia sexual, y esto lo he visto muchas veces. Cuando alguien escucha un testimonio de este tipo, lo más fácil es decir: “No sucedió”. Es tan horrible, que es más sencillo pensar que es mentira. Además, creo que hay una cuestión política muy fuerte. Hay sectores que simpatizan con la causa palestina y no pueden aceptar que quienes cometieron estos crímenes sean personas con las que se identifican. Y entonces, prefieren decir que los israelíes estamos mintiendo.

Es exactamente lo mismo que ocurrió con el Holocausto. Mi madre estuvo en Auschwitz. Durante años hubo quienes negaron lo que los nazis hicieron. Esto también tiene que ver con antisemitismo. Porque si lo que contamos hubiera pasado en otro lugar —en el Congo, en Ucrania, en Yugoslavia—, el mundo lo habría creído.

¿Creés que el Informe puede movilizar la conversación global de este tema?


Absolutamente. Las mujeres que están detrás del Proyecto Dinah son abogadas, académicas, ex juezas. Muy serias y comprometidas. Nosotras hicimos el primer informe en 2023, y ellas lo ampliaron con más datos, más voces, más pruebas.

Lo más importante es que tanto ellas como nosotras somos organizaciones independientes. No representamos al gobierno. Trabajamos con donaciones y con el único objetivo de sacar la verdad a la luz. Eso le da aún más legitimidad al trabajo. Y demuestra que no hay una “narrativa oficial”, sino datos que gritan por sí mismos.

¿Has visto este tipo de negacionismo o silencio en otros conflictos armados?

Sí. A lo largo de la historia, las mujeres fueron víctimas de atrocidades similares en África, en los , en Asia. La diferencia es que en la mayoría de esos casos, los testimonios empezaron a salir mucho después.

Hoy tenemos algunas mujeres, como Amit Soussana, que se animaron a contar lo que vivieron. Otras lo harán más adelante. Yo creo que con el tiempo, se sabrá mucho más. Y la historia va a juzgar a quienes eligieron mirar para otro lado.

A quienes no creen, no puedo convencerlos. Pero sí puedo hablarle a quienes quieren escuchar.

¿Cuál fue el objetivo principal del informe que elaboraron desde tu asociación?


Nuestro objetivo fue muy claro: recolectar y analizar datos, porque el Estado no lo estaba haciendo. Queríamos entender lo que pasó, documentarlo, escribirlo, hacerlo visible. Cuando algo queda escrito, no se borra. Lo que está en ese informe es serio, está verificado. Y aunque siempre habrá quienes nieguen, también habrá quienes lean, escuchen y comprendan. Para esas personas, para quienes no pueden quedarse calladas ante la injusticia, trabajamos.

¿Qué le dirías hoy a alguien que todavía niega o minimiza lo ocurrido el 7 de octubre?


La negación es parte de todas las historias de violencia sexual. Siempre está ese “él dijo / ella dijo”, ese intento de desacreditar a la víctima. En este caso, Israel es “ella” diciendo: me pasó. Y muchas personas en el mundo son “él”, diciendo: no es verdad, estás mintiendo. A quienes odian a Israel o a los judíos, no puedo cambiarles la cabeza. Pero sí quiero hablarle a quienes tienen dudas, a quienes buscan la verdad. Porque la verdad, aunque tarde, siempre sale. Y cuando lo haga, quiero que haya quedado claro quién eligió hablar… y quién eligió callar.

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