*Nota de opinión, por Miguel Saredi
A raíz de la serie BORGEN de Netflix, que se desarrolla mostrando el sistema parlamentario danés, muchos argentinos han descubierto las bondades de este sistema, del cual hablamos largamente en nuestra campaña en la Provincia de Buenos Aires, junto a Juan Manuel Urtubey.
No fuimos muy escuchados, en una Argentina polarizada, en la cual los extremos de la grieta, se validan en la crítica, y la destrucción del otro.
Lo que pretendíamos, al igual que hacemos cuando repetimos tantas veces la necesidad del Federalismo, es la necesidad que los ciudadanos, los representados, estén mas cerca del poder, de sus dirigentes y representantes.
Uno de los temas que mas sorprenden a quienes ven esta serie danesa, en especial para una mentalidad latina, es la gran cercanía y accesibilidad del poder.
Esa cercanía y accesibilidad al poder, algunos piensan, es sencilla, en lugares como Dinamarca porque tiene algo más de cinco millones de habitantes; pero en realidad muchos otros países del mundo, con importante cantidad de población, lo solucionan con mucho, y mejor, Federalismo.
Es decir; con plena autonomía de ciudades, municipios, regiones, departamentos, o provincias, y mucho peso de los gobiernos locales.
Al respecto, recomendamos el libro 'La Hora del Federalismo', escrito por Daniel Madeo, que hace tantos años batalla por estas ideas , para observar algunas cuestiones prácticas que podemos hacer en Argentina.
Otros valores de la serie admirados por nosotros: son la concepción de la austeridad, la responsabilidad política, y el acendrado sentido danés de la igualdad.
Nuestro principio constitucional de “igualdad ante la ley”, solo puede ser cumplido, con esa cercanía y control del poder que da el sistema.
En la serie, también llama la atención a los pobladores de estas tierras, el trato con los subordinados, y las propias dimensiones, o falta de lujos del despacho presidencial, o de la residencia particular, de la protagonista.
Podríamos marcar muchas otras características , como las dimisiones o cambios de Primer Ministro, sin ningún tipo de crisis institucional, hasta el tratamiento de temas de ambiente y corrupción; y en general la permanente
“disponibilidad” del poder, incluida la primera ministra, en relación con los medios de comunicación.
Pero en mi caso quisiera remarcar un punto, que falla notoriamente en la Argentina, y tan importante para un sistema parlamentario, aunque también tenemos notorias deficiencias para hacer funcionar nuestro sistema Presidencialista.
El multipartidismo, del sistema danés, con varios partidos en el Parlamento muestran partidos organizados, representativos, y ordenados.
En la Argentina, tenemos un pésimo sistema de partidos políticos, pues ellos, no tienen democracia interna, con lo cual -en general-, aquellos que no coinciden con algunos puntos, o manejos de sus autoridades, cada dos o cuatro años, crean un nuevo partido político, (se llame Frepaso, GEN, Recrear, Frente Renovador, o decenas de partidos, que podríamos nombrar de los últimos años).
Las diferencias pasan más por la falta de democracia interna, que por las diferencias ideológicas o de valores.
Este multipartidismo ordenado danés alimenta, y es alimentado, a su vez, por el peculiar sistema electoral, en virtud del cual los 179 diputados de la única Cámara que conforma el Parlamento, se eligen por un complejo sistema proporcional: reparto de escaños en circunscripciones plurinominales, por la fórmula D´Hont, y reparto de 40 escaños a nivel nacional por el método Saint Lagüe, aún más proporcional que la primera; (con la condición de haber conseguido un 2% de votos en todo el país).
En la Argentina todavía convivimos en cambio, con elecciones, en listas sábanas horizontales, que nos quitan todo tipo de verdadera representación.
Escandalosos sistemas electorales, como el de la Provincia de Buenos Aires.
El parlamentarismo obliga en gran medida a convivir; a consensuar políticas de estado, y a un trabajo en conjunto que tanto nos cuesta a los argentinos.
En mi caso sólo lo viví en los años de Duhalde Presidente, por la crisis 2001-2002 y tuvo una salida feliz; alli dirigentes radicales y peronistas, pudimos y pudieron pacificar, y sacar a la Argentina del atolladero. Con una marcada presencia del Congreso de la Nación en cada decisión fundamental.
Por eso, en este momento de profunda crisis, creemos válido replantearnos por un lado la necesidad de la vuelta a nuestros orígenes: el Federalismo, y a pensar en la necesidad de una forma, y un sistema de gobierno, que nos permita trabajar en conjunto, como puede ser el parlamentarismo.
*Dr. Miguel Saredi
Presidente mesa acción política del Partido Federal Prov Bs As
Pte Bloque Concejales PF La Matanza
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