El mes de mayo se inicia con una doble celebración, la del aniversario de la Constitución Nacional, carta magna que asentó definitivamente la unidad de la patria, superando para siempre la escisiones y resquemores regionales y, en la misma jornada, la de la fiesta universal de los trabajadores.
La Constitución, en cuyo preámbulo y su articulado se dio cabida al sentido profundo de cuarenta años de luchas, y cuya letra perfectible, sin duda, de acuerdo con el progreso de los tiempos, es la palabra reveladora de insobornables afanes de justicia, ensamblan armoniosamente con la amplia manifestación del proletariado, impulsada asimismo por la búsqueda de lo que es justo.
En el estatuto fundamental de la república se advierte claramente la decisión firme de sus redactores -intérpretes de la naturaleza moral de la colectividad- de hacer menos rígidas las desigualdades sociales y de reconocer al trabajo sus derechos legítimos. La Constitución se dictó para “constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, promover la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad” del país “y para los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”. He aquí por qué el homenaje a nuestra Carta Magna y a los varones que la hicieron posible y la adhesión argentina a la fiesta universal de los trabajadores que en estos momentos está empañada por las estadísticas de conocimiento público. Es que la patria nació para realizar la justicia, para consolidar su paz interior en el imperio de la justicia, para promover justicieramente el bienestar de todos.
Mientras tanto, en su discurso en la Universidad del Chaco Austral, -cuyo rector, Germán Oestmann es indagado por causas de Asociación ilícita y Lavado de dinero, la vicepresidenta Cristina Fernández Vda. de Kirchner, manifestó -con tono irónico y burlón - en su discurso al ser distinguida con un doctorado honoris causa, (ahora sí se puede decir que es doctora) que "había mucha gente el otro día repartiendo la Constitución. Sería bueno que además de repartirla la leyeran". Se refería a quienes el sábado 23 de abril -en una manifestación multitudinaria- repartieron 10.000 ejemplares de la Constitución Nacional en la Plaza de Mayo.
La “abogada exitosa”, -el Dr. Alberto Fernández, -que da clases en la UBA- el Dr. Sergio Massa y todos los que dicen ser abogados del espacio político peronista- deberían recordar que las medidas tomadas por su gobierno durante 2020 constituyen una violación de los derechos y garantías de los ciudadanos establecidos en la Constitución Nacional.
Debería también saber la “abogada exitosa” que la propiedad es inviolable y las tomas de tierras que representantes de su espacio político e incluso funcionarios de su gobierno avalan, constituyen un delito.
Debería saber la “abogada exitosa” que, la reforma del Consejo de la Magistratura, que tanto ella como su espacio promueven desde el 2006, logró romper -a su favor- el equilibrio que la Constitución Nacional exige.
Debería saber la “abogada exitosa” que, los delitos graves contra el Estado que conlleven enriquecimiento, se consideran atentados contra el sistema democrático y a quienes los cometen a la responsabilidad y pena de infames traidores a la patria.
Debería saber la “abogada exitosa”, que vuelca odio y resentimiento contra ciudadanos comunes que esgrimen, en lugar de palos y piedras que tanto gustan a sus seguidores, la Ley Suprema de nuestra patria, fue redactada para ponerle límites a las personas que creen que el Estado son ellos, como Ud.
Debería saber la “abogada exitosa” que, reivindicando el “capitalismo de Estado” y diciendo que el de China en lo social es más exitoso que el capitalismo democrático de Estados Unidos, esta proponiendo un partido único y una dictadura como ocurre en China, -a la cual ya le entregó terrenos en el sur argentino, mientras asistimos a una invasión oriental silenciosa en todo el país- o al de Vladimir Putín, que no cumplió -a pesar de haberse pagado cuatro veces más- con la entrega de las vacunas Sputnik y al que le “abrió las puertas” para ingresar en América Latina…
Debería saber la “abogada exitosa” que, su discurso la pinta de cuerpo entero y su “clase magistral” sobre la disquisición de las hormonas de los hombres y las mujeres o los eternos “escúchame un poco” o “te digo la verdad” quedarán como piezas destacadas de la oratoria universal entre los que visten las estolas de los títulos Honoris Causa.
Mientras tanto, demasiados burócratas y periodistas están atrapados entre la corrupción, el pánico y la verdad. El periodismo tiene que volver a sus fuentes, ser como “… un tábano sobre un noble caballo, para picarlo y tenerlo despierto”, porque el periodismo que depende de un sobre, no gusta más… Son millones los argentinos que no se sienten representados ni por políticos ni por periodistas. “Lamentablemente, el reloj está corriendo y las horas están pasando. El pasado crece, el futuro se reduce. Las posibilidades decrecen y los arrepentimientos se amontonan”, sostiene Haruki Murakami.
Dicho esto, retomamos el hilo de nuestra crónica: para la conciencia argentina, lo mismo que para la percepción americana, el 25 de mayo es un día consagrado por la gran revolución continental iniciada en Buenos Aires. La justicia de la posteridad dio tal carácter a esa fecha. Pero un espíritu de curiosidad debe impulsarnos a averiguar qué ocurrió en otros veinticinco del mismo mes.
Remontando el curso del pasado de América, llegamos al 25 de mayo de 1533, la muerte de Fernando de Soto, quién en la costa occidental de la Florida sostuvo, -al frente de los hombres de la expedición salida de La Habana- un combate con millares de indígenas, dos mil de los cuales fallecieron en la batalla. Soto no pudo sobrevivir a la pesadumbre de no encontrar los tesoros que anhelaba descubrir y fue sepultado en las aguas del Misisipi.
Ya en plena etapa colonial, el 25 de mayo de 1720, nos muestra el desembarco de una fuerza francesa en Castillos, lugar de la costa atlántica de la Banda Oriental, adonde acudió don Antonio Pando y Patiño, enviado por Bruno Mauricio de Zavala, gobernador de Buenos Aires, logrando vencer a los invasores, muchos de los cuales cayeron prisioneros. A la misma etapa corresponde la inauguración de un teatro en la ciudad mexicana de Puebla, acontecimiento extraordinario en la vida cultural de aquel tiempo.
En los albores de la independencia americana, lleva fecha del 25 de mayo de 1774, el acta inicial del congreso celebrado en Boston por los representantes de las regiones de los Estados Unidos, los cuales declararon abusiva la autoridad del general inglés Gage y resolvieron adoptar medidas destinadas a salvaguardar distintos derechos de las colonias, tanto en el aspecto civil como en el religioso. Fue ese congreso un precursor del que, dos años más tarde, se reunió en Filadelfia y estableció la soberanía de la Unión.
En 1783 y 1784, el día registra hechos con los que se amplió la futura patria de los argentinos. El 25 de mayo del primero de esos años, Basilio Villarino regresó a Carmen de Patagones después de haber explorado el Río Negro durante ocho meses, descubriendo en ese lapso la isla de Choele-Choel. Un año después, en su segunda expedición alcanzó en la fecha el pie de la cordillera de los Andes.
En 1809 anuncia, el 25 de mayo, la profunda conmoción de América española. La población de Chuquisaca, en el Alto Perú -ciudad famosa por sus claustros universitarios, donde estudiaron muchos de los hombres de la Revolución de 1810-, contando con el apoyo de Juan Antonio Álvarez de Arenales, depuso a la autoridad española, ejercida por García Pizarro. El movimiento que estableció un gobierno propio fue vencido meses más tarde por las fuerzas enviadas por el virrey Cisneros, a la vez que afirmaba en sus expresiones la persistencia de Fernando VII, no ocultaba su disidencia profunda con los peninsulares, a los que llamaban chapetones.
Al cumplirse el segundo aniversario de la Revolución de Mayo, el general Manuel Belgrano, que al frente del Ejército del Norte se encontraba en la ciudad de Jujuy, volvió a enarbolar la bandera celeste y blanca, símbolo de soberanía nacional que ya había sido saludada por las baterías de Rosario el 27 de febrero de 1812.
En el tercer aniversario de la Primera Junta, se cumplieron en la Plaza de Mayo las disposiciones adoptadas el 24 de marzo de 1813 por la Asamblea General, en el sentido de que fuesen destruidos por mano del verdugo de la ciudad, los instrumentos de tortura con que las autoridades coloniales habían vejado frecuentemente la naturaleza moral del hombre. El pueblo en masa asistió a la ceremonia.
Un año después, nuevamente el heroico Arenales unió su nombre al 25 de mayo. Ese día de 1814, triunfó en el combate de la Florida, desarrollado en el Alto Perú, donde conquistó, además de una victoria que dio nombre a la más amable de las calles de Buenos Aires, las catorce heridas que le valieron el sobrenombre glorioso de El Hachado.
Y para finalizar recordemos una frase de Denis Waitley: “Los perdedores viven en el pasado. Los ganadores aprenden del pasado y disfrutan trabajando en el presente hacia el futuro”.
La Constitución, en cuyo preámbulo y su articulado se dio cabida al sentido profundo de cuarenta años de luchas, y cuya letra perfectible, sin duda, de acuerdo con el progreso de los tiempos, es la palabra reveladora de insobornables afanes de justicia, ensamblan armoniosamente con la amplia manifestación del proletariado, impulsada asimismo por la búsqueda de lo que es justo.
En el estatuto fundamental de la república se advierte claramente la decisión firme de sus redactores -intérpretes de la naturaleza moral de la colectividad- de hacer menos rígidas las desigualdades sociales y de reconocer al trabajo sus derechos legítimos. La Constitución se dictó para “constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, promover la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad” del país “y para los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”. He aquí por qué el homenaje a nuestra Carta Magna y a los varones que la hicieron posible y la adhesión argentina a la fiesta universal de los trabajadores que en estos momentos está empañada por las estadísticas de conocimiento público. Es que la patria nació para realizar la justicia, para consolidar su paz interior en el imperio de la justicia, para promover justicieramente el bienestar de todos.
Mientras tanto, en su discurso en la Universidad del Chaco Austral, -cuyo rector, Germán Oestmann es indagado por causas de Asociación ilícita y Lavado de dinero, la vicepresidenta Cristina Fernández Vda. de Kirchner, manifestó -con tono irónico y burlón - en su discurso al ser distinguida con un doctorado honoris causa, (ahora sí se puede decir que es doctora) que "había mucha gente el otro día repartiendo la Constitución. Sería bueno que además de repartirla la leyeran". Se refería a quienes el sábado 23 de abril -en una manifestación multitudinaria- repartieron 10.000 ejemplares de la Constitución Nacional en la Plaza de Mayo.
La “abogada exitosa”, -el Dr. Alberto Fernández, -que da clases en la UBA- el Dr. Sergio Massa y todos los que dicen ser abogados del espacio político peronista- deberían recordar que las medidas tomadas por su gobierno durante 2020 constituyen una violación de los derechos y garantías de los ciudadanos establecidos en la Constitución Nacional.
Debería también saber la “abogada exitosa” que la propiedad es inviolable y las tomas de tierras que representantes de su espacio político e incluso funcionarios de su gobierno avalan, constituyen un delito.
Debería saber la “abogada exitosa” que, la reforma del Consejo de la Magistratura, que tanto ella como su espacio promueven desde el 2006, logró romper -a su favor- el equilibrio que la Constitución Nacional exige.
Debería saber la “abogada exitosa” que, los delitos graves contra el Estado que conlleven enriquecimiento, se consideran atentados contra el sistema democrático y a quienes los cometen a la responsabilidad y pena de infames traidores a la patria.
Debería saber la “abogada exitosa”, que vuelca odio y resentimiento contra ciudadanos comunes que esgrimen, en lugar de palos y piedras que tanto gustan a sus seguidores, la Ley Suprema de nuestra patria, fue redactada para ponerle límites a las personas que creen que el Estado son ellos, como Ud.
Debería saber la “abogada exitosa” que, reivindicando el “capitalismo de Estado” y diciendo que el de China en lo social es más exitoso que el capitalismo democrático de Estados Unidos, esta proponiendo un partido único y una dictadura como ocurre en China, -a la cual ya le entregó terrenos en el sur argentino, mientras asistimos a una invasión oriental silenciosa en todo el país- o al de Vladimir Putín, que no cumplió -a pesar de haberse pagado cuatro veces más- con la entrega de las vacunas Sputnik y al que le “abrió las puertas” para ingresar en América Latina…
Debería saber la “abogada exitosa” que, su discurso la pinta de cuerpo entero y su “clase magistral” sobre la disquisición de las hormonas de los hombres y las mujeres o los eternos “escúchame un poco” o “te digo la verdad” quedarán como piezas destacadas de la oratoria universal entre los que visten las estolas de los títulos Honoris Causa.
Mientras tanto, demasiados burócratas y periodistas están atrapados entre la corrupción, el pánico y la verdad. El periodismo tiene que volver a sus fuentes, ser como “… un tábano sobre un noble caballo, para picarlo y tenerlo despierto”, porque el periodismo que depende de un sobre, no gusta más… Son millones los argentinos que no se sienten representados ni por políticos ni por periodistas. “Lamentablemente, el reloj está corriendo y las horas están pasando. El pasado crece, el futuro se reduce. Las posibilidades decrecen y los arrepentimientos se amontonan”, sostiene Haruki Murakami.
Dicho esto, retomamos el hilo de nuestra crónica: para la conciencia argentina, lo mismo que para la percepción americana, el 25 de mayo es un día consagrado por la gran revolución continental iniciada en Buenos Aires. La justicia de la posteridad dio tal carácter a esa fecha. Pero un espíritu de curiosidad debe impulsarnos a averiguar qué ocurrió en otros veinticinco del mismo mes.
Remontando el curso del pasado de América, llegamos al 25 de mayo de 1533, la muerte de Fernando de Soto, quién en la costa occidental de la Florida sostuvo, -al frente de los hombres de la expedición salida de La Habana- un combate con millares de indígenas, dos mil de los cuales fallecieron en la batalla. Soto no pudo sobrevivir a la pesadumbre de no encontrar los tesoros que anhelaba descubrir y fue sepultado en las aguas del Misisipi.
Ya en plena etapa colonial, el 25 de mayo de 1720, nos muestra el desembarco de una fuerza francesa en Castillos, lugar de la costa atlántica de la Banda Oriental, adonde acudió don Antonio Pando y Patiño, enviado por Bruno Mauricio de Zavala, gobernador de Buenos Aires, logrando vencer a los invasores, muchos de los cuales cayeron prisioneros. A la misma etapa corresponde la inauguración de un teatro en la ciudad mexicana de Puebla, acontecimiento extraordinario en la vida cultural de aquel tiempo.
En los albores de la independencia americana, lleva fecha del 25 de mayo de 1774, el acta inicial del congreso celebrado en Boston por los representantes de las regiones de los Estados Unidos, los cuales declararon abusiva la autoridad del general inglés Gage y resolvieron adoptar medidas destinadas a salvaguardar distintos derechos de las colonias, tanto en el aspecto civil como en el religioso. Fue ese congreso un precursor del que, dos años más tarde, se reunió en Filadelfia y estableció la soberanía de la Unión.
En 1783 y 1784, el día registra hechos con los que se amplió la futura patria de los argentinos. El 25 de mayo del primero de esos años, Basilio Villarino regresó a Carmen de Patagones después de haber explorado el Río Negro durante ocho meses, descubriendo en ese lapso la isla de Choele-Choel. Un año después, en su segunda expedición alcanzó en la fecha el pie de la cordillera de los Andes.
En 1809 anuncia, el 25 de mayo, la profunda conmoción de América española. La población de Chuquisaca, en el Alto Perú -ciudad famosa por sus claustros universitarios, donde estudiaron muchos de los hombres de la Revolución de 1810-, contando con el apoyo de Juan Antonio Álvarez de Arenales, depuso a la autoridad española, ejercida por García Pizarro. El movimiento que estableció un gobierno propio fue vencido meses más tarde por las fuerzas enviadas por el virrey Cisneros, a la vez que afirmaba en sus expresiones la persistencia de Fernando VII, no ocultaba su disidencia profunda con los peninsulares, a los que llamaban chapetones.
Al cumplirse el segundo aniversario de la Revolución de Mayo, el general Manuel Belgrano, que al frente del Ejército del Norte se encontraba en la ciudad de Jujuy, volvió a enarbolar la bandera celeste y blanca, símbolo de soberanía nacional que ya había sido saludada por las baterías de Rosario el 27 de febrero de 1812.
En el tercer aniversario de la Primera Junta, se cumplieron en la Plaza de Mayo las disposiciones adoptadas el 24 de marzo de 1813 por la Asamblea General, en el sentido de que fuesen destruidos por mano del verdugo de la ciudad, los instrumentos de tortura con que las autoridades coloniales habían vejado frecuentemente la naturaleza moral del hombre. El pueblo en masa asistió a la ceremonia.
Un año después, nuevamente el heroico Arenales unió su nombre al 25 de mayo. Ese día de 1814, triunfó en el combate de la Florida, desarrollado en el Alto Perú, donde conquistó, además de una victoria que dio nombre a la más amable de las calles de Buenos Aires, las catorce heridas que le valieron el sobrenombre glorioso de El Hachado.
Y para finalizar recordemos una frase de Denis Waitley: “Los perdedores viven en el pasado. Los ganadores aprenden del pasado y disfrutan trabajando en el presente hacia el futuro”.
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