domingo, 4 de julio de 2021

Los fantasmas de Zamora

Reflexiones de un buen observador santiagueño

No es fácil para el mandatario provincial sostener la suma del poder público en Santiago del Estero. Los tiempos cambian, disfruta su condición de hombre de Cristina, pero a la vez trata de mostrarse como radical en una provincia donde progresivamente la gente comienza a no creerle. En el radicalismo debilitado el único que lo enfrentó dentro de su gobierno y luego desde afuera fue Emilio Rached. Este mientras ocupó el cargo de vicegobernador 2005/2007 trató de evitar la llegada masiva del juarismo que en un par de meses ocupó buena parte de los cargos en el gobierno del Frente Cívico. A lo largo de su vida política Zamora creció de la mano de su primer suegro (Tarchini) y del caudillo José Zavalía. También fue socio político de Chavay Ruiz y del citado Rached. Por distintas razones las enemistades crecieron con los dos primeros por razones nunca demasiado claras. Con Rached, la resolución 125 significó la salida del entonces Senador Nacional de la estructura zamorista. Otro de sus grandes divorcios fue la del ex-intendente capitalino, Julio Alegre que aunque fue separado por actos de corrupción en el ejercicio de su mandato como Intendente, lo cierto es que al parecer las razones eran las ambiciones de Alegre a sucederlo como primer magistrado provincial.

El actual caudillo santiagueño hizo añicos las figuras de todos ellos y los redujo a su mínima expresión, pero no sucede lo mismo con Rached que sigue generando respetos y adhesiones en un sector importante de los santiagueños que no solo lo vieron gestionar exitosamente sino también alejado de los "negocios" por los que la sociedad critica como los mayores actos de corrupción de la historia provincial. Ruiz mantiene simpatías en su ciudad de origen mientras que Rached los tiene en la capital y el interior pcial. Las conductas autoritarias con las que está impregnado el gobierno de Zamora no solo están en el pasado, muchos actuales dirigentes cultivan ese mismo pérfíl. En Rached se nota un radical tradicional, reformista y contrario a todo modelo autocrático. Zamora no le pierde pisada y le preocupa una candidatura de este, ya que en las actuales condiciones no sería nada raro que el ex intendente de Pinto pueda arrebatarle una banca. Dentro del propio gobierno y en voz baja muchos lo recuerdan como un gran trabajador, ejecutor y de conductas austeras y republicanas . Mientras tanto Rached habla poco pero se sabe lo que piensa, "hay expansión económica para pocos", "falta el desarrollo del sector privado", " la gente vive en la pobreza extrema y el desarrollo no los incluye" " el estado es poderoso y los ciudadanos están sometidos" ...definiciones que muestran grandes diferencias. Por último Santiago camina al millar de muertos mientras su salud pública está cada dia peor, no hay transporte público, no hay clases, no hay justicia, las arbitrariedades y abusos de poder son constantes. Por otra parte el estado provincial posee $ 28.000.000 en intereses bancarios y las respuestas a los santiagueños son quitarles las pocas libertades que les quedan. Mientras sucede todo esto algo suena a cascabel y son las diferencias siempre disimuladas entre el Senador Nacional Montenegro y un Zamora, al que le reaparecen los mismos fantasmas.

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