Hasta ahora, Español venía obligando a las principales empresas alimenticias a mantener precios y, para controlar su cumplimiento, los supermercados actuaban como la “Policía de Precios”. Ante cualquier desvío, comunicaban a los funcionarios de la secretaría de Comercio Interior los nombres de las empresas incumplidoras.
Más allá del fracaso que siempre han tenido los controles de precios, el problema que enfrentaba Español era que las personas de menores ingresos no compran en supermercados. Compran en los almacenes de barrios que, lejos de los controles, tenían precios hasta 70% más altos que los supermercados.
Conclusión: el régimen de Precios Máximos terminó siendo una suerte de subsidio para las personas de más altos ingresos y un castigo para los de la clase más baja. Todo esto era más que previsible, pero para Español salió a la luz en la medición del INDEC de los precios minoristas que releva las variaciones tanto en almacenes como en supermercados.
Con el 4,8% de inflación en marzo, el fracaso quedó claro. Desde entonces surgió la intención oficial de dar de baja Precios Máximos y poner en marcha una canasta de precios congelados hasta noviembre, de manera tal de contener las subas antes de las elecciones.
Para que llegue a los sectores de menos ingresos, Español propuso que los productos tengan el precio en los envases. Un pequeño detalle: los precios de un mismo bien varían de provincia en provincia, de municipio en municipio, de barrio en barrio. Dependen de los impuestos de cada localidad, de los alquileres, de la demanda, de la logística. La idea de manejar los precios desde un Excel en una computadora de escritorio se chocaba con la realidad.
Con todos estos inconvenientes, las empresas no se sumaban mayormente a la canasta de Español. Además entraba en la negociación la liberación de “Precios Máximos” contra la inclusión en la nueva canasta. Mientras, los precios siguen subiendo como quedó reflejado en la medición de abril con el 4,1% informado.
Por ahora no entran en discusión otros factores relevantes en la suba de los precios: la política monetaria del BCRA, las tasas de interés en pesos, la “bola de nieve” que se está formando con las Letras de Liquidez del BCRA (Leliq), las expectativas de devaluación con la brecha cambiaria de 70%, el posible default con el FMI. Lo único seguro es que la inflación marcha segura, sin obstáculos por delante.
Fuente: A24
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