Por Ernesto Martinchuk
En las próximas semanas una treintena de científicos y técnicos provenientes de China, se instalarán en la provincia de San Juan para participar de la instalación del radiotelescopio CART (por sus siglas en inglés para Radiotelescopio Chino-Argentino) en el departamento de Calingasta.
El CART está considerado como el radiotelescopio más importante de América del Sur, por ser el más grande y de mayor capacidad. En esta iniciativa están participando la Universidad Nacional de San Juan, el Observatorio Astronómico Félix Aguilar (OAFA), Conicet, el Gobierno de San Juan, la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación y el National Astronomical Observatories of China (NAOC).
El poderoso radiotelescopio chino, producto de un convenio firmado durante el gobierno de Cristina Fernández Vda. de Kirchner, ha sido silenciosamente instalado en San Juan, donde ya están listas las obras de lo que algunos entendidos han dado en llamar un “ojo gigante” del país asiático.
Tanto la llegada de los técnicos como del equipamiento del radiotelescopio se vio demorada por la pandemia primero y luego por el alto costo de los fletes, pero ahora está todo encaminado para llevar adelante el cronograma previsto.
Esta instalación, -al igual que del observatorio instalado en la provincia de Neuquén- está subordinada y controlada por mandos militares chinos, que las autoridades del gigante asiático han prometido que tendrán un exclusivo uso pacífico. Lo concreto es que este tipo de instalaciones tienen un uso dual innegable, por la enorme capacidad de observación que llegan a alcanzar.
Esta nueva base extranjera de “Observación estelar”, fue generada a través de un convenio firmado en 2014 entre la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) y la Academia China de Ciencias.
La instalación de las dos bases chinas han sido aceptadas bajo condiciones que lesionan la soberanía del país, y es, además, parte de la herencia que deja la administración kirchnerista, con la concesión de grandes extensiones de territorio para que los chinos instalen dos “bases de observación”, por el término de medio siglo, libre de impuestos, a cambio de un préstamo de 11.000 millones de dólares.
El Cart se emplaza en la Estación de Altura Dr. Carlos Ulrico Cesco en la localidad de El Leoncito, departamento de Calingasta, donde funcionan varios telescopios, algunos de origen estadounidense y otros chinos.
La instalación, según los testimonios de los entendidos, contribuirá a mejorar la cobertura global de la red y la determinación de parámetros astro-geodésicos en el hemisferio sur y Argentina. El instrumento posibilitará también realizar estudios en los campos de la geodesia, la georreferenciación, la geofísica y la astronomía.
“La obra civil contempla una base para sostener una antena de 40 metros de diámetro, que va a tener una altura mayor al del campanario de la Catedral de San Juan que deberá soportar el peso del radiotelescopio que está estimado en unas 1.300 toneladas”, explicó a la prensa Ricardo Podestá, doctor en Astronomía y director del Observatorio Astronómico “Félix Aguilar” (OAFA), y agregó: “Un radiotelescopio es un telescopio con el cual en lugar de mirar a través del visual, recibe radiaciones electromagnéticas dentro del espectro de ondas de radio. Entonces tiene un tipo de visión más profunda. Por ejemplo, puede observar lo que ocurre en el interior de las estrellas, dentro de la galaxia, en la nebulosa. Es un tipo de astronomía mucho más amplia; complicada, porque el equipo que se necesita es muy especial. Su electrónica es bastante sofisticada. Nosotros además lo queremos utilizar para VLBI (Very Large Basseline Interferometry), es decir, como un interferómetro de muy larga base”, manifestó Podestá.
El doctor Podestá agregó que; los usos del CART pueden resumirse en el establecimiento y mantenimiento del Marco de Referencia Terrestre (International Terrestrial Reference Frame –ITRF-) y del Marco de Referencia Celeste (International Celestial Reference Frame –ICRS-); vinculaciones entre las posiciones de las observaciones de radiofuentes extragalácticas y otras técnicas ópticas; estudios geodinámicos de la corteza de la Tierra y movimientos de placas tectónicos; determinación de los parámetros de rotación terrestre; estudios de radiofuentes y sus variaciones estructurales; desplazamiento al rojo de galaxias AGN; estudios de Novas y supernovas; contribución a la exploración espacial y colaborar en el proyecto chino de llegar a la Luna; observación de la formación de estrellas y nubes estelares y observaciones de galaxias distantes.
Los “profesionales” chinos que llegarán a la argentina en las próximas semanas, lo harán con el arribo, también, de toda la aparatología, que llegará al puerto de Rosario, y desde allí será trasladada a la provincia de San Juan en unos 40 camiones.
Esta instalación, al igual que la base observatorio que ya funciona en la provincia de Neuquén, está subordinada al control de altos mandos militares chinos, y si bien las autoridades del gigante asiático han prometido que tendrán un exclusivo uso pacífico, lo concreto es que este tipo de instalaciones tienen un uso dual, dado la enorme capacidad de observación que alcanzan.
Geopolítica expansionista
China lleva a cabo una geopolítica expansionista, (la describimos en una crónica anterior: ArgenChina) y pone a prueba la soberanía de los países y la seguridad económica de las regiones locales. En la región latina, China extiende sus brazos desde hace algo más de una década. Siempre con la misma táctica: préstamos blandos y dinero fresco. Y lo hace con una única estrategia en mente que es la de intentar apropiarse de los tentadores e infinitos recursos naturales. Venezuela, Bolivia, Perú, Ecuador y Argentina, por ejemplo, son algunos de los países donde hicieron pie a fuerza de yuanes convertibles. Desde 2005 alrededor de 141 mil millones de dólares descendieron como salvación a esos países. Las hipotecas eran transferidas desde el Banco de Desarrollo Chino y el Banco de Exportaciones e Importaciones de China.
En ese contexto, China quedaría en excelente posición para quedarse con el tendido de la red 5G en regiones que se muestran ansiosas con su ayuda. Huawei, es el alfil en América Latina y África. Europa y Oceanía ya encendieron las alarmas sobre su participación en la nueva tecnología. En la argentina Huawei se asoció con una importante red de suministros por Internet y los cables ya están instalados en prácticamente toda CABA.
Los hechos hablan por sí mismos. Nuestra sociedad pasa por un estado de increíble fluidez de cambio y no es necesario indicarlos. Cambios rápidos. Cambios violentos. Todos los políticos de las últimas décadas han sido ciegos ante las propias faltas. El peronismo siempre tildó a la oposición de “cipayos y vende patria…” pero los hechos están mostrando otra realidad, otro relato. Personajes que viven obsesionados por el poder, son destrozados por la realidad.
El periodismo, nosotros, sólo escribimos historias. Investigamos. No somos las historias. La democracia se está debilitando en favor del autoritarismo, la prensa militante y los medios de comunicación independientes -me refiero a los que no viven de la pauta publicitaria oficial- y la Justicia están en el punto de mira.
Los políticos argentinos sólo están pendientes de sus intereses y en una lucha intestina de egos, que lo único que produce es un intenso meteorismo abdominal. El país requiere de nuevas lecturas y comprensión cabal de los retos que afronta la sociedad.
“El oportunista que no sirve para nada siempre hechiza a la chusma”, decía Eurípides.
Tengamos en cuenta que una persona cambia por las siguientes razones: aprendió demasiado, sufrió lo suficiente o simplemente, se cansó de repetir lo mismo sin obtener resultados.
Los sistemas de dominación necesitan aliarse con mecanismo de alienación, anular los cuestionamientos y convertir a los gobiernos y a la gente en robots obedientes, donde el tiempo va demasiado rápido para poder pensar…
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